domingo, 8 de junio de 2014

teatro-@@@@ EL ANGEL DE LA CULPA

EL ANGEL DE LA CULPA , DE MARCO ANTONIO DE LA PARRA, DIR. DORA MILEA- TEATRO EL PICADERO

Un inspector es enviado a investigar un crimen cometido en un pequeño depto de un barrio elegante de Buenos
Aires. Se encuentra con un depto. pequeño pero decorado con extremo buen gusto, el cadáver de su propietario un Ingeniero de más o menos su edad que obviamente no vive allí y sentado en la cama sin camisa y en estado de shock el joven que presuntamente lo ha asesinado,que permanecen inmóvil y en silencio, un silencio del cual sale de tanto en tanto  para caer en accesos de llanto.
El detective de alguna manera pierde el control sobre si mismo e inicia un largo monólogo que s e extiende por los 70 minutos que dura la obra, en el cual afloran sus decepciones personales, la frustración no muy alejada a la envidia que siente al ver el estilo de vida de los demás que él con su modesto sueldo policial jamás disfrutará, los problemas con su esposa, la violenta crisis de celos por la que pasa respecto de su hija que se ha convertido a los 15 años en una mujer de formas exuberantes que provoca la atraccióin y codicia de cuanto hombre se le acerca, el affaire  frustrante y con final trágico  que ha sostenido con una compañerita de estudios de ella, sus relaciones con las putas a quienes protege a cambio de servicios gratuitos, y una extensa descripción de cómo imagina ha sido el contacto inicial del joven con su futura víctima, como esta la sedujo con su capacidad económica, como él finalmente quiso dejarlo y el otro no lo aceptó, llevando al final trágico.( La única frase que pronuncia el joven, sobre el final de la obra pone en duda toda esta versión.)
Es una larga disertación donde desfilan todas las miserias con las que su profesión le obliga a convivir y el efecto destructor que ha tenido sobre su originalmente idealista personalidad.
Es un texto durísimo, que no da respiro ni al espectador ni a los dos actores, donde no se sabe cual de los dos papeles es más agotador. El del inspector, que tiene que tener todos los matices, soportar el peso de la pieza en sus hombros pasar por todos los estados emotivos que uno pueda imaginar, o el del joven que tiene que permanecer mudo y en crisis emocional durante toda la obra en un agotador trabajo introspectivo, para decir sólo dos veces la misma frase al final.

El trabajo de ambos actores OSMAR NUÑEZ y WALTER BRUNO  es notable y de una entrega total y merecen por supuesto la cálida ovación conque el público los recompensa.






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